Érase una vez en Cannes… cuando Tarantino se robó completamente el show, incluso cuando dividió a la prensa internacional del Festival. Para los críticos anglosajones, su filme es ya un gran candidato al Oscar. Para muchos europeos, simplemente se ha equivocado de película. Para la crítica latinoamericana, repartición radical de opiniones. Con la llegada de Érase una vez en Hollywood, -carta de amor del realizador a la industria del cine, con tono fabulesco pero con mucha divagación y con un final a la Pulp Fiction (Palma de Oro hace 25 años)-, el Festival más prestigioso del mundo alcanzó en estos días su cumbre de divismo y autoría, con la dosis inevitable de polémicas.
Érase una vez en Hollywwod retrata, a modo muy personal, el fin de la época de oro y la pérdida de la inocencia de una América que en 1969, con el homicidio atroz de una Sharon Tate (esposa de Roman Polanski) encinta, junto a otras cuatro personas, ha temido por primera vez por su propia existencia. Y, como ya ha demostrado en otras entregas, Tarantino cree en el poder del cine para corregir la Historia. De seguro es uno de los pocos realizadores capaz de monopolizar las preguntas de una multitudinaria rueda de prensa, incluso en presencia de estrellas del calibre de Brad Pitt y Leonardo DiCaprio(La Jornada Maya)